Un chico apura las últimas caladas de su cigarrillo cuando un agente de la policía nacional se acerca. El chico degusta el humo del tabaco sentado en un banco, en el parque del barrio. El agente que interrumpe su tranquilidad le dice en tono amenazante - Deme toda la droga que lleve encima- El chico - No llevo nada- el agente -Cómo que no, eso que se está fumando es un porro, por lo tanto saque el hachís (costo, marihuana...) que guarda en los bolsillos.
Así comienza el registro, la confusión del muchacho que reclama al agente una disculpa inminente por faltar a su persona. Asegura no consumir drogas, nada, de ningún tipo. Le insiste en que fuma tabaco de liar, le muestra el paquete, el tabaco, los filtros, los papelillos. Pero esto no ha sido suficiente para el agente que sin ninguna prueba de delito redacta la multa. El chico debe pagar 300 euros por portar 3 gramos de hachís, droga ilegal en España. En su expediente figura una huella negra de la que no es culpable.
El agente aprovechó su autoridad para condenar al muchacho que fumaba tabaco de liar. Lo peor es que la multa no la ha podido recurrir porque la palabra del agente tiene mayor credibilidad. Pero.... ¿Dónde está la prueba del delito? ¿Dónde están esos 3 gramos de hachís incautados al fumador?
Esta historia me hizo recordar una anécdota. Cuando llegué a la universidad aún ese podía fumar en los pasillos. Varios compañeros inhalaban humo entre clase y clase, pero lo que me llamaba la atención era que dos de ellos se liaban un porro. Claro que es normal que se consuman drogas en la universidad, era el día a día, pero yo era nueva en esto y me sorprendía. Hasta que un día les pregunté : ¿Cómo pueden acabar con un porro y luego entrar a clase? Descubrí que era un tabaco de liar, se rieron de mi inocencia. Después descubrí que sí, se podía acabar con un porro y entrar en clase, sobre todo si el profe era uno de esos petardos que cuenta su vida en lugar del temario.
P.d: El policía nacional que multó al chico nunca fue a la universidad. Lo único que aprendió antes de ejercer la profesión es que siempre un poli tiene la razón.
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